dijous, 17 d’abril del 2008

BLACK POWER "El gesto que destruyó mi vida, pero que ayudó a construir mi patria"



Ayer escuché en la radio una breve referencia a los dos atletas que en los juegos olímpicos de Mejico en 1968, tuvieron la osadía de rebelarse contra la injustícia que sufrían los afro-americanos en su país, EEUU.
Resulta que Tommie Smith y John Carlos, que fueron unos héroes, unos valientes que pasaron a formar parte de la historia, fueron, después de este gesto, enviados al infierno, convertidos en delicuentes, en unos parias.


Carlos Boyero, periodista de "El País" ahora y en su día de "El Mundo" describe así la gesta de estos dos hombres libres en un artículo de Noviembre de 1999 en la sección de deportes de "El Mundo":
"CARLOS BOYERO
El «Black Power» ya no levanta el puño
Mi memoria sentimental retrocede a la adolescencia para recordar uno de los gestos más épicos de la historia del deporte. ¡Qué cojones del deporte, es una simplificación mezquina!. Fue un gesto racionalmente heroico, reivindicativo, necesariamente arrogante, un hostión en plena jeta al racismo en el momento y el sitio fijo. Ocurrió en los Juegos Olímpicos del 68 en México. Dos atletas negros que acaban de subir al podio para recoger la gloria destinada a los campeones dejan estupefacto a medio universo al levantar orgullosamente su puño envuelto en un guante negro, homenajeando al acosado Black Power.
Conscientes del castigo que los espera y revelando su condición de perdedores, de negarse a ser manipulados, después de evidenciar que han sido los mejores, desafiando a ese indestructible Goliath que les ofrece el Paraíso a cambio de que no se desvíen del eterno simulacro, de colocarles el disfraz de modélicos e integrados norteamericanos. Jamás volvimos a saber nada de estos admirables habitantes del ghetto que reivindicaban sus apaleadas señas de identidad, pero yo recordaré su proteica valentía cuando me cueste recordar las irrepetibles gestas de Tiger Woods, Lewis y Jordan."

Los dos son expulsados del equipo olímpico y desterrados de la villa olímpica de inmediato, en plenos juegos.

Tommie empieza a recibir amenazas de muerte, se cancelan todas las promesas de contratos que había recibido antes de su acto de rebeldía. Su mujer le pide el divorcio, su madre muere de un ataque cardíaco y él se convierte en un marginado social, en un solitario que tiene que malvivir durante muchos años lavando coches a 3 $ la hora. Diez años después el colegio universitario de Santa Mónica le contrata como entrenador.

John Carlos tampoco se libra de las terribles consecuencias de la rebeldía. Su mujer se suicida porque no soporta ser constantemente rechazada y tiene que quemar sus muebles para calentarse en invierno.

Dos grandes atletas, una marca que no es superada hasta 11 años después, y una historia terrible.
¿Qué pasa en este mundo, estamos todos locos?
Estos son héroes de verdad, gente que tenía mucho que perder, y que hicieron un gesto sabiendo que traería graves consecuencias. Les convirtió en delincuentes, perdedores y marginados. Pero él gesto está ahí, la foto es mítica, y el recuerdo no debe morir. Con el tiempo se recordará como algo importante, algo que forma parte de la historia de un país, a pesar de algunos.

Tommie Smith lo dijo así: "Aquel fue el gesto que destruyó mi vida, pero ayudó a construir mi patria"
Que grandes hombres estos.